jueves, 20 de marzo de 2014

Ibiza, la galguita sin miedos


Saludos de nuevo lectores. 

A ver si me acuerdo de cómo se hacía esto... Vamos allá. 

Me gustaría presentaros a una nueva amiga que he conocido recientemente. Su nombre es Ibiza y es una perrita fantasma. Puede que esa sea la razón por la que no le tiene miedo a nada; ya no hay nada que la pueda hacer daño. 

Hace exactamente un mes, Ibiza vagaba por las calles de un pueblecito de Madrid, sin rumbo, sin más preocupación que comer para vivir, sin miedo. 

Ibiza paseaba ajena a su situación de perrita abandonada (Y digo abandonada porque nunca conoceremos con certeza su historia, pero yo no creo en las casualidades. Galgo + Febrero + Calle = Abandono, en la mayoría de los casos). Al igual que el resto de personas que paseaban por la zona eran, o parecían ser, ajenos a su presencia. 

Por más gente que se cruzaba con ella, nadie parecía reparar en la existencia de nuestra amiga Ibiza; nadie, excepto una persona. Esta persona fue quien, demostrando un poco de... ¿Cómo se dice...? Eso que usa el ser humano para sentir cosas... ¿Corazón?, se detuvo y antepuso salvar la vida de un ser vivo a sus quehaceres diarios. 

Cuando esta persona me avisó de que había visto una galguita que parecía abandonada pensé: Ya tenemos fiesta para largo. Fue inevitable acordarme de Vera, una galguita a la que costó rescatar varios meses. 

Sin pensarlo un segundo salí pitando de casa con el kit básico de rescate (chuches, correa y bolsitas de plástico). Sorprendentemente, cogerla no llevó mas de 10 minutos, que podrían haber sido menos, pero hay que andarse con mil ojos para no fallar. 

Antes de cogerla, la observamos con atención. Una perrita enorme, preciosa, imponente, y con una cara más dura que el cemento "armao"; no tenía ningún reparo en pasar a las tiendas más cercanas a pedir un poquito de comida, con nefastos resultados. Y aquí viene mi primera reflexión/pregunta:  

Ves entrar un perro visiblemente abandonado en tu establecimiento, en los huesos y desesperado por comer. ¿Qué haces?
a) Le ofreces comida y agua y le dejas ir. 
b) Te preocupas por su estado y te haces cargo de él/ella. 
c) Echas a palos al animal. 

Por favor, dejad un comentario con vuestra elección y la que creéis que es la opción que más se da en la realidad. 

Curiosa me pareció, como he comentado anteriormente, la reacción del resto de viandantes que se cruzaron en el camino de Ibiza y ni siquiera posaron su "ocupada" mirada en ella. Y pienso una cosa, que personas adultas no se quieran complicar la vida participando en el rescate de un animal abandonado puede ser medio entendible, ya darán cuentas a quien se las tengan que dar el día del "Juicio Final"; pero que no lo hagan, o ni hagan ver que lo hacen cuando van acompañados de niños queda demasiado lejos de mi entendimiento. ¿Qué tipo de educación puede estar recibiendo ese niño o niña? Ahí va mi segunda reflexión/pregunta: 

De paseo con tu(s) hijo/a(s) os cruzáis con un animal abandonado. ¿Qué haces?
a) Le explicas la situación a los niños y continuáis con vuestro camino mostrándoos apenados. 
b) Le explicas la situación a los niños y avisáis a quien corresponda para ayudar al animal si no lo puedes hacer tú personalmente. 
c) Empleas la táctica de "Si no miras no está". 
d) Evitas cualquier tipo de contacto con el animal abandonado y su entorno. Es problema de otro. 

De igual forma que en la anterior reflexión/pregunta, agradecería vuestra opinión y punto de vista sobre la realidad de esta situación. 

Y continuando con la historia, me resultó curioso, además de agradable el comentario de una señora que  estuvo a punto de reñirme por las condiciones (podéis imaginároslas) en las que tenía  a la perrita. Por supuesto, la hubiese aceptado de buena gana para después darle las gracias a la señora por preocuparse tan sinceramente. Son estas personas las que a veces hacen tener fe en el ser humano. 

Sabemos que quien adopte a Ibiza no se arrepentirá jamás. Su carácter alegre y amoroso hará las delicias de su futura familia; familia que ha de ser tan especial como ella. 

Ibiza adora estar en compañía, animal o humana, descansar en un mullidito sofá o colchón y, por supuesto, comer. Ibiza es algo parecido a un pozo sin fondo, no os dejéis engañar por sus líneas delgadas y estilizadas. Más de uno quisiéramos tener su metabolismo para comer lo que come y mantenernos con ese tipazo. 

Lo que más me ha sorprendido de su carácter es su valentía para afrontar la vida. Hemos podido comprobar que, al contrario que la mayoría de galgos rescatados con los que hemos tenido oportunidad de tratar, Ibiza no muestra miedo ante ningún estimulo típico, ni con personas  (ni siquiera hombres), ni con animales (ni más grandes ni más pequeños), ni con ruidos fuertes o movimientos bruscos. 

Tan solo hemos detectado algo ante lo que Ibiza se queda paralizada y temblando, encontrarse frente a campo abierto.  

Si os habéis enamorado irremediablemente de Ibiza y queréis conocerla no tenéis más que contactar conmigo por teléfono o mail.

Me comenta Ibiza que os estará eternamente agradecida si la dáis una oportunidad, o al menos compartís su historia con vuestros conocidos. 

Nos leemos pronto con buenas noticias. 

Álex 645065218   alejandro.stello@gmail.com




No hay comentarios:

Publicar un comentario