viernes, 2 de agosto de 2013

¡Buen viaje!



Nos hacemos mayores, ¿Puede ser?. Puede ser, de hecho, es. Para fraseando a Celtas Cortos en La senda del tiempo: "A veces llega un momento en que te haces viejo de repente" (fin de la cita).

Atrás quedan esos años en los que los problemas más insignificantes se convierten en un mundo, nuestro mundo. Ahora los problemas y preocupaciones son de verdad, de gente ¿adulta?

Y si no que se lo digan a mi amiga que, en breve, parte a tierras lejanas, desconocidas, donde habitan dragones, ogros y demás seres fantásticos de comportamiento bastante hostil.

Mentira, esta amiga de la que os hablo se va a un lugar fantástico, casi de ensueño. Se va para aprender, para crecer en todos los sentidos. Y oye, entre tú y yo, sé que le va a ir muy bien. Lo sé porque confío en el destino, en que a las personas buenas les ocurren cosas buenas, y ella lo es.

Mi amiga es buena, sí, y valiente, muy valiente; y al fín y al cabo, dicen que el mundo es de lo valientes ¿no?. Así que por eso no han de preocuparse.

Ayer fue un día de "hasta luegos", no me gusta llamarlo despedida, porque en menos que aletea un colibrí la tendremos de vuelta, contándonos sus experiencias, utilizando para ello, seguramente, botes y cajas de cualquier franquicia de comida rápida (seguramente de pizzas).

Ya sean "hasta luegos" o despedidas, me gusta más bien poco. Se crea una situación curiosa en la que cada persona lo lleva de una forma completamente distinta.
Está aquel o aquella con los sentimientos a flor de piel, con la lagrimilla fácil, el/la que se hace el duro/a pero no puede ocultar sus ojos vidriosos que le delatan, el que se hace el gracioso para que no le detecten la tristeza, que oye, será un hasta luego, pero también me da penica ¿vale?

En fín, todo va a ir bien, aunque ésta fenómena deje el país un poco más en cuadro.

Con esta entrada quise dar mi particular hasta luego a mi amiga Estefanía; quizás no sea la mejor, pero aquí queda para el recuerdo.

Buen viaje.

Nos vemos pronto.