martes, 25 de marzo de 2014

Media Maratón Cervantina de Alcalá de Henares 2014

Saludos, lectores. 
En esta entrada en la que estáis a puntito de adentraros me gustaría contaros una nueva experiencia vivida esta última semana. Os pongo en situación: 

Fin de semana del 21 de marzo. Como cada mes capicúa bisiesto, el fin de semana que coincide con la luna llena viajo a Valencia. 

Después de una semana en la que los entrenamientos han brillado por su ausencia debido a crisis de fe atravesadas, múltiples quehaceres, y otras tantas excusas sin fundamento; este viaje se presentaba como una buena forma de retomar la motivación, probar cosas nuevas y, en definitiva, volver a la carga.  
El sábado fue un día tranquilo, trote por la playa como primera toma de contacto. Lo duro vendría el domingo. Pocos conocen lo que ocurrió hace unos meses, cuando mi objetivo era debutar en la distancia de Filípides ni más ni menos que en Montaña. 
Obviamente, y haciendo caso al sentido común que en ocasiones se pasa a saludarme, probé cómo era eso de correr por montaña. Resultado: Bofetón de realidad de los que hacen afición. Lo de correr por montaña debería esperar al menos un tiempo. Sin embargo, ahí quedó la espinita clavada de superar una tirada con un desnivel interesante de una forma más o menos digna.
Y esto fue lo que me propuse: realizar una ruta por montaña a un ritmo con el que pueda considerarse que lo hice "corriendo".

Tras los dos primeros kilómetros urbanos a un ritmo de 4'15''  llegó la subida, 220m de desnivel positivo en algo menos de 3km. Puede que no sea el Mont Blanc, o el Kilimanjaro, pero creedme cuando digo que lo sentí a lo grande, llegando a escucharme las palpitaciones y alguna que otra voz que trataba de decirme algo que no llegué a comprender. 
Foto: Y como todo lo que sube tiene que bajar... Allá vamos!!! #runningUna vez llegados al punto más alto de la ruta, solo quedaba volver, superando subiditas y bajaditas la mar de divertidas. En más de una ocasión noté cómo el pie bailaba en alguno de los apoyos, pero podía continuar como si nada. ¡Soy invencible! Pensé. No Álex, lo que eres es un poco imbécil. Te acabas de hacer un esguince rico rico. Me dije unos días más tarde. Efectivamente, al enfriarse el pie pude comprobar cómo los ligamentos del tobillo no estaban en el mejor estado posible. Llamadme observador, pero levantarme el lunes sin poder apoyar el pie en el suelo hizo que intuyese algo. 


Y así pasó la semana, entre antiinflamatorios, hielo y unguentos para que el pie se curase milagrosamente en una semana. No podía ser, estaba previsto que el domingo siguiente debutase en Media Maratón, en la de Alcalá de Henares para más información; y ahí estaba yo el sábado, andando cual Playmobil de procesión. 

Existen testigos de que intenté ceder, sin éxito, mi dorsal para esta carrera; haciendo caso a la voz de mi conciencia que casualmente pasaba por ahí. 

Llegó el domingo, día de la carrera, y la situación no mejoraba. Tan solo quedaba confiar en que el pie se calentase y no diese guerra al menos durante la carrera. 

Siendo consciente del estado de mi tobillo, ¿Qué objetivo me puse en esa, mi primera Media Maratón? ¿Acabar? No. ¿Acabar entero? No. 1 hora 30 minutos estaría bastante bien, pero vamos a dejar el órdago para la segunda al menos. Me propuse llevar un ritmo constante de unos 4'30''/km, lo que daría 1h 35min aproximadamente. 

Pistoletazo de salida, 100 metros, 200 metros, parece que todo va bien. Noto unos "golpecitos" ciertamente irritantes. ¡LOS CORDONES! Empezamos bien, teniendo que parar porque el nene no sabe atarse las zapatillas. Pronto vuelvo a la pista intentado recuperar el tiempo perdido. En el paso por el kilómetro 1 marco 4'20'', ritmo que se repite en los sucesivos kilómetros. Sin rastro de dolor por el momento, la cosa no pinta mal del todo. 

Pasamos el primer avituallamiento en el kilómetro 5. Aún no estoy acostumbrado a eso de beber/comer en plena carrera, así que paso de largo. Llega el kilómetro 6 y empiezo a notar el pie que se suponía en forma. ¿En serio se me está durmiendo un pie y no llevamos ni la mitad de la carrera? Pues sí, así es, mi narcolépsico pie y yo continuamos la marcha como buenamente pudimos. Curiosamente el ritmo no disminuyó pese al pequeño contratiempo. 

Llegamos al kilómetro 9, para mí el kilómetro más bonito de la carrera, pasando por varias calles adoquinadas y donde comenzaba a notarse la mayor afluencia de público. El kilómetro 10, situado en el mismo punto que la salida marcaba que habíamos completado la primera vuelta (de dos) al circuito (44'16'').

Aprovecho en este momento para dar cuenta del segundo avituallamiento y continuar con la marcha. Se van sucediendo los kilómetros y mi cabeza entra en modo trabajo apenas sin darme cuenta hasta el kilómetro 15, donde pienso: ¡¡Vaya, menudo nivel de concentrAYSIETEYMEDIO, ESTE ES EL RITMO!!
Concentración que pierdo de golpe en el avituallamiento. El primer trago de agua entra directamente por la nariz. Decido no seguir arriesgando mi vida y suelto la botella. 

Allá por el kilómetro 16: -¡¡BUENOS DÍAS!!, ¡Aquí abajo! -¡OSTRAS QUÉ SUSTO! ¡Un pie que habla! Ya era hora de que te despertases. 

Y así fue como, tras conseguir que los dos pies funcionasen simultáneamente, puse la quinta marcha camino a la meta. 

Conseguí pasar por el kilómetro 20 en 1h 27 min 45sec. Esto significa que hice un tiempo de 43'29'' (aprox.) en el segundo 10k, superando, así mi MMP conseguida en la pasada prueba de los 10km de Madrid. A mí que me lo expliquen. 

Pocos minutos después llego a meta, marcando un tiempo total de 1h 32min 05sec. Tiempo con el que estoy muy contento. No podía pedir más a mi primera Media, tan solo que el tobillo no hubiese quedado demasiado tocado. 

Es por ello que he preferido esperar dos días para documentar mi experiencia en la prueba; con el fin de conocer con exactitud las consecuencias de la misma.  

No puedo decir otra cosa más que estoy contentísimo con el resultado, la única pega es que, quizás, haya puesto el listón demasiado alto para empezar; pero esto lo comprobaremos muy pronto. 
Por otro lado, dos días después de la carrera no queda rastro de dolor en el tobillo. No lo entiendo, pero no pienso darle más vueltas. ¡MAGIA! Y punto. 

Conclusión: Arriesgué y gané. No siempre será así, pero soy de los que piensan que es mejor arriesgar que preguntarse ¿Qué hubiese pasado si...?

Os dejo con una imagen de la llegada, compartiendo alegría con Víctor 1 y Adrían (centro), debutantes también en la distancia marcándose sendos carrerones, y con Víctor 2 (derecha) quien, pese a ir a medio gas marcó un tiempo  de mucho "cuidao". 

Encantado de conoceros. Espero volver a encontrarnos.



Nos leemos muy pronto. 

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